El eco de sus pasos sonaba fuerte en el silencio de la noche. La temperatura era agradable a pesar de estar ya en otoño; como todos los días se acercaba al metro ya bien pasadas las diez de la noche.
Andaba rápido con los ojos mirando al suelo y apenas se cruzaba con transeúntes.-“¡Estoy harto! No puedo seguir así, me quedo hasta tarde todos los días y la empresa no lo tiene en cuenta ¡No puedo más!”- se decía.