27/3/11

¡PROMESAS DE AMOR!





La veo en la cafetería y sin poderlo evitar me dirijo hacia ella.
Llego a su lado y he de pararme para no arrollarla; su fragancia me sacude.
Mi cara frente a la suya, a unos pocos milímetros, deja nuestros ojos mirándose, y nuestras narices mezclan nuestros olores sugerentes.
Mi mano sonámbula se acerca a uno de sus pechos y con toda la suavidad del mundo mi índice le aparta el ligero vestido.

19/3/11

HOMBREHORMIGA.






La visión del desastre Japonés me trae a la cabeza una imagen y un animal: la hormiga.

El poder destructor de la naturaleza me recuerda al poder destructor del pie humano paseando por el campo y pisando sin querer a la pequeña pero poderosa hormiga.
Pisamos el reguero de hormigas sin apenas sentir dolor; cierto es que un pequeño desasosiego nos invade ¿Sufrirán? ¿Son conscientes de los que les hacemos? Pero seguimos paseando y disfrutando del poder de seducción de la naturaleza ¡Qué bien nos sentimos paseando por ella! ¡Somos naturaleza y de ella venimos y a ella volvemos! ¡Nos debemos a ella!
Nuestra pisada destroza el reguero de hormigas, mata vida, destruye unos seres que no paran de trabajar; supongo y tengo que reconocer mi desconocimiento del tema, que descansarán en algún momento y disfrutarán de sus seres queridos en ocasiones.
Al instante de pasar nuestro pié, el reguero de vida lucha por volver a lo cotidiano, se afana en reconstruirse, vemos cómo se retuercen y luchan con obstinación por volver a la normalidad.
La hormiga se recuperará y volverá a su "perpetuum mobile"; no sé si en su memoria colectiva quedará plamado este hecho luctuoso, creo que no y lo digo porque no suelen huir cuando ven nuestro pié ¿Lo ven?; también hay que decir que no son los únicos animales que a pesar de conocer los grandes peligros no cesan de arriesgarse.

La vida renacerá en Japón, se retorcerán con obstinación hasta conseguir la normalidad; sabemos que sienten dolor porque son humanos, pero lo "sienten" de otra manera. Dicen que sólo lo expresan de otra manera, yo digo que de tanto expresarlo de otra manera terminan sintiéndolo de otra manera.
Queremos doblegar la naturaleza y ponerla a nuestro servicio; ella de vez en cuando nos recuerda que ella seguirá y quizá nosotros no. Ella es la que manda a pesar de nuestros avances que nos hacen prepotentes, de nuestra obstinación que nos vuelve ciegos.
El terremoto como nuestro pié trae muerte y destrucción, pero la vida seguirá como mil veces ha seguido; el hombre obstinado y ciego seguirá herrando en su caminar.
Espero equivocarme en esto último y que de una vez por todas aprendamos la lección.

6/2/11

Chiquitín y el Pez





-¡Chiquitín tienes que bañarte para ir a dormir!
-¡Mamá no me apetece, estoy cansado!
-¡Tienes que bañarte para ir a la cama limpio, así descansarás mejor!- le insiste la madre.
El día ha sido emocionante, en el colegio, con sus amigos, chiquitín ha jugado mucho.
El profesor de gimnasia les prepara juegos en el recreo algunos días, y hoy ha sido uno de ellos.
Por eso está cansado y no le apetece bañarse, quiere ir corriendo a la cama y saltar sobre ella, y sentirse engullido por la suavidad monstruosa de sus bonitas sábanas. Quiere sentir el sueño llegar y los besos de su madre en su mejilla.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...