1/1/13
2013...una Odisea en la tierra
Ya estamos en el año 2013, para muchos un número fatídico, un arcano de mala suerte. Sin embargo qué hay de mala suerte en ir contando los años; en ir pasando las campanadas, en sorprenderse por una nueva arruga. Demos pues la bienvenida al nuevo año que nos da una nueva oprtunidad para buscar la felicidad. Hay tantas cosas por realizar, deudas con nosotros mismos y con los demás, cuestiones que aplazamos.
Hay tantas músicas aún por escuchar, músicas actuales y sonidos de siempre, aquellas músicas que han marcado nuestras vidas, que la han llenado de significado.
Hay tantos paseos que dar agarrados de la mano junto a las personas queridas; ver soles y nubes, estrellas y lunas; tropezar y levantarse una vez más.
Por eso debemos construir el futuro que queremos, el que soñamos. Dejando a un lado el año que ha pasado, como elixir ya probado y crear en el alambique de la vida el nuevo antídoto de la nada.
¡¡¡ Feliz 2013 !!!
28/12/12
¡Ya pasó! (a medias)
Ya pasó la primera etapa de este recorrido de cierre de año con familiares y amigos.
Los dulces engalanando las mesas entre pastores y ...¿renos?
El anís presente como toda la vida, esa vida sencilla y austera de antaño.
Cuando sin Europa y con pueblo éramos nosotros y felices.
¡Quieren que seamos ellos!
Las cosas avanzan y no debemos frenar el devenir, pero no perdamos aquello que nos da consistencia, aquellas cosas que nos blindan contra la adversidad.
Seamos nosotros mismos y así tendremos porvenir.
23/12/12
Es la Navidad.
Ayer fue el día de la lotería, para la gran mayoría el día de la salud, para otros...los menos...un día que no olvidarán nunca; sin embargo no voy a escribir de loterías ni azares, sino de realidades.
Un año está a punto de pasar, y muchos quisiéramos que ya hubiera pasado. No ha sido un año bueno ...como varios anteriores. Ya son demasiados así de malos.
Malos tiempos y no sólo para la lírica; sin embargo creo que me quejo de vicio, a veces, muchas seguramente, entro en un "circo vicioso". Creo sinceramente que no puedo quejarme.
No significa esto que no tengamos que buscar estar mejor, pero hemos de pensar en lo mucho que poseemos, en lo hermosa que es la vida junto a los seres queridos y en un entorno de paz como nuestro país.
Ayer durante una fiesta familiar con baile flamenco y todo, volví a reafirmar votos con la vida. Historias tremendas se asían con dureza sobre algunos de los asistentes, pero todos estuvimos a la altura de las circunstancias: tocaba ser feliz.
Las sevillanas y las rumbas movieron nuestras piernas y ese movimiento llegó al corazón y del corazón a la cabeza hasta cubrirnos enteros. La "Salve Rociera" soltó las lágrimas de más de uno.
¿Qué problema puede con esa alegría que emerge de nuestras raíces más profundas? ¿Qué problema te hunde estando con la familia y los amigos? Ninguno puede con esa fuerza inmensa y abisal.
Cantemos pues y felices seamos; aparquemos las angustias para más adelante y bebamos, pero, eso si...con moderación.
Volverán los difíciles días para luchar...
30/10/12
El nacimiento de una tierra en el corazón.
Hace años, después de un hecho duro que marcó mi vida, tomé contacto con un lugar que se convertiría en algo especial para mi.
Ese lugar era el pueblo donde vivían mis padres; pueblo que antes fue barrio que pertenecía a otro pueblo.
Situado en la meseta previa a las estribaciones de la sierra, su temperatura es fresca en las noches de verano y el viento barre con frecuencia apartando de sus gentes la contaminación.
Sus praderas sembradas de árboles y sus anchas avenidas flanqueadas por miles de ejemplares de esa criatura tan maltratada y de esquisita sombra, dan un aspecto fresco y nórdico a la localidad.
Su amplitud viaria impide la masificación y las gentes paseamos por sus calles, alegres saludando al vecino que se cruza, libres de la promiscuidad urbana al uso.
Los lugareños son gente amable y llena de vigor; henchido los corazones por la belleza del entorno, el fresco de la sierra y la tradición castellana.
Da gusto moverse por el pueblo descubriendo sus acerolos y madroños; pasear por su parque central hermoso, grande y verde.
En él descubrir un lago lleno de ánades y cisnes, embellecido, más si cabe, por unos puentes de aire japonés y escuchar en la lontanaza suaves y menos suaves músicas surgidas de fuentes jóvenes que nos llenan de esperanza.
Deporte, mucho deporte hacen las gentes del lugar, jóvenes y menos jóvenes en clubs o por libre, ejercitan sus cuerpos intentando llegar a la máxima clásica de Juvenal"mens sana in corpore sano". No pedimos cosas vanas, externas, vácuas.
Cuerpo, mente y alma son una sóla cosa que hay que cuidar, y aquí se hace.
A pesar de la crísis muchos negocios sobreviven por el buen hacer de sus dueños y la perseverancia mesetaria; a los de aquí nos gusta comprar en nuestro pueblo; nos gusta estar con los amigos.
No tiene casco antiguo por ser una creación del siglo veinte, pero somos las personas las que hacemos los lugares y éstos se hacen "al andar"; por lo que andemos y hagámoslo.
Y no le falta de nada, cines, casa de la cultura, teatro (hace muy poco hemos disfrutado de un festival de música clásica actual, que fue una auténtica maravilla), casa de los mayores, centros de salud, centros comerciales, tiendas de todo tipo, bares, restaurantes, colegios, piscinas públicas y privadas, biblioteca, varios polígonos industriales limpios...en fin todo lo necesario para que la vida de sus ciudadanos sea placentera y moderna, cumpliendo los estándares más altos de este país.
Por motivos profesionales he estado unos seis años fuera de este municipio, pero venía con cierta frecuencia a ver a la familia; lo peor llegaba cuando me tenía que marchar, el corazón se me encogía y la tristeza se apoderaba de mí durante un tiempo; después la realidad de la vida alejaba esos pensamientos.
Hoy que ya estoy de vuelta y para quedarme; no puedo dejar de escribir estas palabras que son el reflejo de nuestro hogar: Tres Cantos.
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