8/11/15

Noviembre del 2015 Odisea en el centro de Madrid.







El año 2015 está cerca de finalizar, paseando por Madrid, por sus calles más comerciales, saboreamos ya las multitudes propias de las fechas navideñas.
La locura consumista se intuye, los movimientos en apariencia anárquicos tienen todos un destino claro. Un destino fijado en la mente de los paseantes ansiosos por disfrutar del momento y de las imágenes incrustadas a fuego de pantalla catódica en las retinas pasivas de los sujetos.
Pero no molestan sino todo lo contrario, es la vida, es la realidad.
Siempre hemos sido seres sedientos de felicidad. 
La buscamos por las avenidas relucientes, por las calles repletas de iguales...y Desiguales.
Entramos en los santuarios ensordecedores, en esos templos PRIMorosos que seducen tu cartera.
Pero no importa sino todo lo contrario, es la vida, es la realidad.
Qué haríamos sin esas escapadas hacia mundos paralelos llenos de luz y sonido, qué sería de nosotros sin esos paseos por junglas hermosas llenas de objetos maravillosos.
Sí, buscamos sentirnos bien, estar agusto; estamos en nuestro derecho, nos tiramos toda la vida trabajando para subsistir, ocupando el día en actividades funcionales.
Por qué no vamos a poder dejar volar nuestros píes y andar nuestra imaginacion.
Pues sí, cada uno es libre de ser o disfrutar cómo quiera, esta es una de las grandezas de nuestra hermosa vida. Hay personas para todo y esa variedad es riqueza, pero...también motivo de preocupación ante el futuro y sobre todo conociendo el pasado.
Maldita hemer...memoria.
Siempre ( bueno, desde hace mucho...) ha sido así, aunque en un pasado menos denso y menos global, la búsqueda de la felicidad asustaba menos, a mí por lo menos.    
Hoy vemos como unas conductas aparentemente sin sentido, que no lo son, se generalizan por todo el mundo homologado, seguiendo la luz de la estrella catódica .
Buscamos la Felicidad, ese estado interno que suponemos deriva de lo externo.

6/12/14

En el día de la Constitución...







La transición fue buena, como no decirlo, ¡si volvimos a la luz!. 
Pero se hicieron demasiadas concesiones, necesarias en aquel momento, no lo discuto.
Pero hace años se pudo repensarla, volver a analizarla y reparar. 
Cuando se pacta con el diablo, éste nos obliga a pecar, pero una vez enterrado el maligno debemos cambiar las cosas, los juramentos bajo presión de la maldad no son válidos. 
He aquí el pecado capital de nuestros políticos: no eliminar la mancha nacida de ese pacto injusto.

30/11/14

El colapso nuestro.




Una economía basada en el consumo, en su crecimiento Ad infinitum, no tiene futuro.Ese paradigma capitalista neoliberal está agotado en los países más avanzados. El ciudadano quiere vivir mejor, no tener más cosas que sólo te hacen desear más cosas y así hasta el agotamiento. Conocimiento,cultura, sabiduría, salud, crecimiento personal, equilibrio, solidaridad,cuidado del medio ambiente,calidad de vida; son los pilares sobre los cuales ha de girar y desarrollarse la nueva economía, la nueva sociedad, harta de lo antiguo y de sus políticos. El ciudadano, la sociedad civil tiene más claridad de ideas, mejor visión que los empresarios y sus mariachis los políticos; sean éstos, los empresarios, grandes o menos grandes; los pequeños empresarios son para analizar aparte a pesar de que participan también de muchas de las caraterísticas de los grandes; pero se merecen una pausa.
Los grandes empresarios sólo ven sus intereses, viven para realizarse mediante la acumulación; la sociedad para ellos es un generador de necesidades y por lo tanto de consumo. Y no tienen límite, quieren ganar cada día más y así hasta el infinito. Sólo son si tienen, y son más si tienen más.
Una diabólica combinación que es la sustancia del sistema y el germen del colapso.
El ciudadano ha descubierto, por fin, que viviendo bajo este paradigma sólo gana una minoría, la mayoría es el caldo de cultivo de la riqueza de los menos.
Un nuevo paradigma que se aleje de la acumulación, que busque el bienestar colectivo, el desarrollo del indivíduo, que potencie la cultura.
En este colapso están muchos países, Japón y la mayoría de los desarrollados.

8/11/14

La corrupción y el ninguneo: el renacimiento de una vieja conciencia.




Vivimos tiempos difíciles desde hace ya algunos años.
Difíciles por la crísis desde luego, pero hay algo que me preocupa más.
No descubro nada si digo que la corrupción generalizada en las élites gobernantes es un enorme problema y tendrá un peso aún no medido en el futuro.

La sensación de impunidad que han tenido desde siempre nos ha llevado a esta situación; las formas franquistas enquistadas en nuestro ADN son su materia primigenia.
Su desprecio al populacho, la prepotencia en sus formas, el saberse ganadores y opresores.
Pero sólo fueron impostores que se apropiaron de los puestos dejados libres por todos aquellos que eliminaron o se fueron.
Las élites españolas  se nutrieron de aquellas esencias fueran de un color o de otro.
Su discurso vacío, mentiroso, lleno de desparpajo, falto de escrupulos, tiene su origen en formas antiguas que, por no ir más lejos en el tiempo trufan los pronunciamientos de nuestros gobernantes desde hace generaciones.
Siempre nos han ninguneado, eliminado, atropellado, para salirse con sus intereses.
Siempre han sido conscientes de que necesitábamos pan y nunca nos unimos para echarlos.
Muchos de nosotros les apoyaban. Por interés la mayoría (por llegar a ser como ellos), otros muchos por miedo y unos pocos por desconocimiento.
Así llevamos siglos, y por centrarme decenios.
La corrupción que sufrimos la hemos fomentado, nuestras élites los primeros y nosotros después al reirnos y ensalzar a los "listos".
Ahora tenemos la oportunidad de cambiar las cosas de una vez por todas.

En pocos meses llegan las elecciones y podremos dar un paso para cambiar las cosas.
Existen más opciones que antes al romperse el bipartidismo instalado y repartidor.
Queremos mejorar, todos los de abajo seamos del color que sea.
El fin de las ideologías no ha engendrado una sociedad equilibrada, centrada y feliz.
La sociedad neoliberal y globalizada ha puesto al descubierto algo que parecía haber desaparecido: desigualdades crecientes y una sociedad más maniquea; los que están arriba y los de abajo.
Siendo los de abajo un conglomerado variopinto y de amplia trancha de ingresos pero que son ninguneados.

Hemos redescubierto una dura realidad: si no nos ocupamos día a día de controlar a los poderosos y/o gobernantes, éstos intenta apropiarse de todo diciéndonos lo que sea para seguir chupando.
Por ello la mayoría ninguneada debe administrar la sociedad y crear las normas necesarias para que nadir la ningunee en el futuro. Ni los suyos.
Una sociedad equilibrada que no igualitaria.
Somos muchos, los que más sin lugar a dudas.
Seguro que podemos.








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