3/7/10

¡GRACIAS A DIOS!


No conseguía asirse a nada y temía perder el equilibrio.
Subía, bajaba.
Se adelantaba y retrocedía.
No terminaba de saber sobre qué estaba y menos dónde estaba; infinitas imágenes se colocaban ante sus ojos, imágenes en continuo movimiento; imágenes en blanco y negro: espirales, cubos, rectas.
Líneas rectas que se cruzaban, curvas que aparecían de pronto, imágenes, movimiento.
Blanco, negro.
El estómago atenazado por la angustia le dolía.
Intentaba mantenerse erguido pero sus pies subían dejándole la cabeza hacía abajo.
Blanco, negro.
Con los brazos estirados buscando restituirse en una posición lógica, las espirales frenéticas le subían por las tripas y le salían por los ojos.
Blanco, negro.
Ondas fantasmagóricas se abalanzaban sobre él atrapándole en un vaivén que le mareaba.
Blanco, negro.
Apenas le quedaban fuerzas y no podía soportar tal suplicio, no entendía qué oscuras fuerzas le zarandeaban así; qué pecados había cometido para recibir tan doloroso castigo, tan angustioso suplicio.
Grandes arcadas le venían y luchaba por no vomitar.
No paraba de girar, tan pronto se encontraba con la cabeza arriba como inmediatamente hacia abajo.
Blanco, negro.
Enormes cubos le querían engullir; grandes cilindros pasaban como aves migratorias.
Aceleradamente iba hacia delante, con mayor velocidad si cabe retrocedía.
Blanco, negro.
Quería morir; unas voces lejanas llegaban a sus oídos, era un ligero zumbido que poco a poco crecía; tuvo miedo.
¿Qué otro suplicio me espera?- se dijo.
Blanco, negro.
-“Hoy el tráfico está mejor, las vacaciones de semana santa se notan; son las nueve de la mañana”
Abrió los ojos y respiró profundamente.

¡Gracias a Dios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...